FIL Guadalajara 2019

Siento que la mejor manera de comenzar este blog, después de saludarlos a todos, es contándoles un poco sobre la razón que nos trajo aquí: la FIL Guadalajara.
La Feria Internacional del Labro de Guadalajara es un evento que sucede cada año desde 1987 hasta convertirse el día de hoy en la más importante de Latinoamérica y la segunda más importante a nivel mundial.
Cada año hay un país invitado de honor y el de esta edición fue la India.


Yo llevo yendo a esta feria desde hace seis años, que es casi equivalente desde que comenzó mi amor por la lectura.
Claudia Ramírez, 2019.
Mi experiencia en esto es lo que les vengo a contar aquí.
La FIL comienza un sábado y termina hasta el domingo de la semana siguiente, lo que significa que dura 9 días. Todos los días hay entrada para el público en general, únicamente lunes, martes y miércoles es más tarde porque la mañana es dedicada a los profesionales.
Yo suelo ir desde el primer sábado a la feria, el cual dedico única y exclusivamente a perder mi tiempo y pasear or cada uno de los stands y comprar todo libro al alcance de mi mano (y bolsillo). Y este año me tocó, por azares del destino, ir completamente sola. Aunque ya sabía todo lo que pensaba hacer, I mean, era mi sexto año yendo, se sintió muy raro por no tener la compañía de mi familia.
Compré libros y pasee durante una hora y media hasta que me tocó ir a revisar por una presentación que iba a ocurrir ese día a las 5:00 y casualmente ya había fila, así que todas esas horas las pasé sentada en el suelo, haciendo amigos con la gente a mi alrededor y reencontrándome con gente de años anteriores.
Salí de la presentación a las 6:15 y me puse a caminar por el recinto, yo sin haber comido nada ni haber podido desayunar, me sorprendí de no haber caído desmayada. Mi tía llegó un rato porque sabía que había ido sola y quería hacerme compañía, así que logré tomarme unas cuantas fotos antes de retirarme a mi casa.
Alberto Villarreal y Benito Taibo, 2019.
El domingo también tuve la oportunidad de ir desde las 9:00 de la mañana que abre la Expo. Llegué directa a hacer fila. ¿Sorprendidos?
Esta era a las 11:00, entonces no sufrimos tanto, para cuando ocurrió, todo salió increíble. La siguiente presentación que tenía era hasta las 5:00, again. Esta vez tuve la posibilidad de pasear un rato con una amiga que me topé en el recinto, hasta que a la 1:00 ella se fue con amigos suyos y yo inicié a hacer fila. Por suerte esta vez mi mamá y compañera de aventuras me estaba acompañando, por lo que mientras yo hacía fila para la presentación, ella fue a hacer fila para la firma. Otro día sin comer. A las 5:00 que inició la que sería la mejor presentación que asistiría en toda la semana. Acabando todo, presentación y firma, me topé con unas booktubers y pude tomarme unas fotitos con ellas antes de huir de ahí por comida.
Los siguientes días, días de expositores, normalmente no hay muchas actividades interesantes, así que me la viví encerrada en la biblioteca de la universidad preparándome para los finales. Seguimos sin comer.
Claudia Ramírez y Mariana Palova, 2019.
Hasta el jueves, saliendo de clases, dos amigas y yo salimos huyendo de ahí y regresé con ellas a la FIL. Ellas sabían que iba a ir a una presentación, así que aprovechamos el poco tiempo juntas y paseamos, hasta que huí a otra fila. En esta misma, conocí a tres chavas y un chavo maravillosos que hicieron que todo el tiempo pasara más deprisa. Esa era la única presentación que tenía planeada yo, pero mis nuevas amigas me llevaron al lado oscuro y las terminé por acompañar a otra fila y a otra presentación. Valió muchísimo la pena, aunque tuve que comprar un libro inesperados para que me lo pudieran firmar.
El viernes, oh que día este. Yo no iba a ir. Sí, estoy lo suficientemente loca para vivírmela ahí encerrada, pero también sé que el estacionamiento y la entrada no son baratas.
Entonces ¿por qué fui el viernes? La autora favorita de una amiga iba a ir y ella quería que la acompañara. La firma era hasta las 7:00, pero decidí llegar a las 4:00 por una charla que se veía interesante y era con unos booktubers que conocía y por hacerle el favor de hacer fila si esta ya era existente. Desde antes de salir de mi casa le había hablado, pero ella no me contestó. No fue sino hasta tres horas después que me respondió los mensajes, diciendo que no iba a ir. I know, yo también me enojé un cachito con ella. 
Kay Acuña, Valentina Trava y Alfie, 2019.
Para hacer los $70 de estacionamiento válidos, me estuve un rato paseando hasta que me desesperé y me fui a dormir a mi casa.
Sábado, último día en que pisaría la FIL, y que mejor manera de hacerlo que desde las 9:00 con una firma a las 11:00. Así como ven, llegue directa a una fila mientras le pedía a mi mamá, mi súper teammate para estas cosas, que ella se fuera a hacer otra para una presentación a las 12:00. Me cotorree a la chava del stand organizando la fila mientras esperábamos hasta que llegó el autor y todos pasamos felices y contentos. 
Al salir de ahí no me quedó de otra que correr, porque mientras hacía fila me topé con un de mis amigas del jueves ¿se acuerdan que les conté? Aquellas que me enviciaron por otro libro. Ella me dijo que para un autor que quería ver a las 6:00 ya había fila. Eran las 10:00 cuando me lo dijo.
Al llegar a susodicha fila, le marqué a mi mamá para ver si era posible que cambiáramos lugares, así que ella se quedó haciendo fila mientras yo entraba a la presentación de las 12:00. 
Al salir y dirigirme hacia la firma, me topé en esta fila a mis otras dos amigas del jueves. Que bonito destino. Me dieron chance de entrar con ellas hasta el frente y en cuanto nos firmaron regresamos a la fila eterna en la que dejé a mi mamá. 
Stephen Chbosky, 2019.
Una de ellas se quedó mientras la otra y yo íbamos a otra presentación que ocurría a la 1:30. Llegamos a un lugar decente y esperamos, hasta que logramos entrar. Al terminar corrimos a la firma, pero mi fiel compañera decidió regresar a la fila eterna, así que terminé to sola conociendo a la autora.
Antes de regresar con mi mamá al terminar la firma, fui a comprar un booksleve que mi hermano iba a regalar. Cuando llegué con ella, tomé su lugar mientras ella se iba para llevar a mi hermano a una fiesta, pero vi que mil gente se había metido con los chavos que había frente a mi.
No era posible. Pero en ese hoyo oscuro llegó un rayo de luz, porque mi amiga que vi desde las 10:00 estaba más al frente de ellos y me invitó a su lado, dado que su prima estaba ahí pero no quería nada que ver con eso.
Me reencontré con una amiga de FILs pasadas e hice nuevos compinches, quienes resultaron ser booktubers con carrera en ascenso, y creamos la fila infinita. Al ser la firma, el autor nos demostró que sin importar las horas de nuestras vidas perdidas ahí, todo había valido la pena. Al termino salí corriendo del lugar, dado que mi noche apenas comenzaba, puesto que tenía una posada a la que asistir.
Y eso fue todo. Así viví esta edición de la FIL. No me queda nada más que decir que a pesar de ser la semana más cansada de mi vida, de no poder comer nada y de correr de un lado a otro, no cambiaría por nada del mundo las experiencias vividas en este evento.

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